LA LABOR CREATIVA DEL ARQUITECTO-ESCULTOR Y SUS INTERFERENCIAS

Comparando una catedral gótica con cualquier centro comercial de nuestras ciudades (ambos con un gran sentido religioso) salta a la vista como unos fueron construidos como lugar de encuentro con la persona misma y otros como evasión de la misma. Precisamente en la intervención del paisaje urbano la arquitectura actual ha venido a sustituirse por una rentabilidad que condiciona la relación con el entorno.

Estudiando los discursos del escultor vasco Jorge Oteiza y de su colaborador y arquitecto Francisco Sáenz de Oiza en la construcción de la basílica de Aranzazu Ambos vienen a defender una idea de lo más primitiva con la atemporalidad como principio, coincidiendo los años sesenta con el restablecimiento de la conexión entre ambos géneros. Oiza con su antirracionalismo y Oteiza con su búsqueda del vacío viene a retrazar una línea perdida en la historia de la escultura- arquitectura. Todo espacio plano y vacío es para ellos religioso... La transgresión de los límites clasicistas en la escultura de Oteiza provoca una apropiación de un espacio supuestamente no destinado a ella. En esta contaminación entre ambas disciplinas surgen iniciativas como el grupo gaur en los sesenta, suma de notables creadores (Chillida, Basterretxea…) que dejaron una base de trabajo a generaciones posteriores enorme, con un fuerte sentimiento de contexto en sus manifestaciones, paradigmas del saber mirar. Y en esta influencia mutua la una volviendo a integrar lo artístico en su quehacer, la otra raptando materiales, métodos e imágenes supuestamente ajenos, ambas disciplinas crecen y se renuevan.

FRISO DE LOS APOSTOLES (BASILICA DE ARANZAZU)

Asociar un discurso estético-religioso a la funcionalidad no debería ser tarea incompatible en nuestro días, lo que a la vez permitiría una interpretación estética del alma y su orientación, pero lo político ha tenido siempre un estrecho vinculo con lo arquitectónico en el espacio urbano, mayoritariamente confrontando la naturaleza en vez de integrarla, ignorando que como arte plástica debe tratarla de modo diverso, para no ocultar el espacio de la vida ni la condición del ser. Algo así como podar las ramas secas de un árbol para poder recibir mejor los rayos del sol y a la vez preservar la calidad de la sombra. A veces incluso integrando lo visivo, lo sonoro y lo emotivo en uno, como en la obra de Chillida de la montaña de Tindaya en Fuerteventura, aprovechando la posibilidad del entorno, encarnando el lugar. Describiendo algo que esta delante de la persona para ser percibido, aunque a veces con los ojos abiertos nada se vea. La división que se da en la actual sociedad globalizada por otra parte no es ajena al mundo del arte, con una clara tendencia al desbordamiento de límites entre estilos y fronteras tradicionales. Así mismo la relación de espacio y percepción, al igual que el abandono de la escultura figurativa hace posible que tengamos en esas interferencias edificios con forma de pájaro como la Terminal aérea de New Cork, de Eero Saarinen o imitando las velas de un barco como el teatro de la Opera de Sydney de Jorn Unzan…etc Toda una serie de recursos recuperados desde el clasicismo que se adaptan como un guante al nuevo diseño urbano. Una alianza que también ha producido grandes desencuentros cuando los proyectos no han partido de un proyecto común o no han diferenciado lo especifico de cada una.
¿Pero aun así cual es la capacidad de estas para generar palabras?

(Publicado por Ramonet en el numero de Junio-Julio en la revista Vision-art en Julio del 2006)