05 junio, 2008

EL GATO QUE SE CREIA UN PERRO

Son como perros y gatos, se dice. Pero en la casa de un amigo mio, aquí en el campo, hay cuatro perros y un gato que no son como perros y gatos. No es solo que convivan pacíficamente, sino que los perros hacen de todo para no quitarle al gato la ilusión, a la que este se aferra de forma dramática, de que es un perro. La historia es tan jugosa que me gustaría saber escribirla como Chejov escribió de la perrita Kachtanka. En cualquier caso, los datos son los siguientes: el gato, huerfano que sobrevivio a sus hermanos, fue amamantado por la perra, a la que le habían dejado solo una de sus crías. Creció retozando con su hermano de leche, tratado igual que a este por la perra y por los otros dos perros. Nunca nadie quiso arrebatarle su puesto en la mesa, o sea alrededor del recipiente de barro donde les servían la comida, ni el hueso que le daban para roer. Y nunca le gruñían; de hecho, los perros eran mucho mas tolerantes con el que entre ellos mismos.

El perro de Trilusa dice: "con lo bien que sabia que era un gato intentaba tratarlo como a un perro". En cambio estos perros trataban al gato mucho mejor que a un perro, aguantando su infatigable vivacidad y sus caprichos. Pero lo importante es que siempre han sabido que es un gato, mientras el gato ignora que es un gato. Se cree un perro. A veces un perro menoscabado; otras un perro virtuoso, con dotes que no tienen los otros perros. Pero para el es un drama tener que hacer de perro y reprimir sus maullidos, seguir a su amo, imitar la algarabía de los perros cuando el amo sale con su fusil o abandonarse a una proeza gatuna y trepar hasta la copa de un árbol. De hecho es probable que haya tocado fondo este año, el día que se abrió la temporada de caza. El también fue detrás del amo, al principio haciendo de todo para estar alegre como los perros, dando saltos, corriendo. Hasta que se canso, se aburrió y se aparto. Y acabo por perderse. De noche no volvió a casa. Los perros, que embriagados por la cacería, se habían olvidado de el, al regresar notarían su ausencia y quizá sintieran remordimientos. Es posible que salieran a buscarlo. El hecho es que, a la noche siguiente, el gato estaba de nuevo con ellos; los perros lo agasajaron, especialmente su hermano de leche. El gato, sin embargo, respondía a los juegos a los que le invitaba su hermano con desgana, con indiferencia, con melancolía. A lo mejor había comprendido que no era un perro y que los otros por piedad, lo trataban como a un perro.

Y siguió viviendo como antes, pero con cierta desgana, con desinterés, como si de repente hubiera envejecido. "Si no soy un perro, Dios mio, ¿que soy?" parecía que se preguntaba, acurrucado en una silla, como un gato.

Leonardo Sciascia

2 comentarios:

MK dijo...

El cuento de Chejov es uno de los que mejor describen la naturaleza , humana ,sobre todo la de los hombres abandonados por un amor.
Chejov era el mejor cuentista que recuerde haber leido.
No conocía esta história de Sciascia.Gracias..

jl dijo...

He estado buscando esta historia, que leí hace mucho, creo que en una recopilación de artículos. (¿No tendrás la referencia?)

Gracias por poner el texto.