19 septiembre, 2006

SAN PEDRO 2 DE SEPTIEMBRE DEL 2006-09-18



De manera inesperada, me encuentro rumbo al Sur, en un coche. Laia me ha convencido la noche anterior. Te vendrá bien, me decía, supongo que no me veía últimamente muy alegre. La verdad es que seguro que me vendrá bien.Por el camino, que se nos ha hecho corto para lo largo que es, hemos hablado de todo un poco, mas que bien todos menos ella andábamos en una especie de limbo, a ver donde nos llevaba.

Hemos parado a comer en Sax, ya muy cerca de Murcia, menú de bar, sin mucho encanto, comida funcional para que el cuerpo aguante. También hemos comprado en el supermercado, allí mismo. No me han dejado poner el aire acondicionado en el coche, así que he acabado con la cabeza un poco inflada del calor. Nada mas llegar a Almería, junto al pueblo donde tenemos que coger la barca, me han llamado mucho la atención los barracones y chabolas donde viven mayoritariamente inmigrantes, no veía algo así desde que era pequeño, cuando iba a trabajar con mi padre por los barrios del marítimo de Valencia y teníamos que hacerlo siempre a primera hora de la mañana para que no nos robaran.

El caso es que en las negras, (así se llama el pueblo desde donde tenemos que ir a San Pedro), hemos decidido ir andando por la montaña, lo cual ha añadido una hora mas de misterio. Por el camino he andando un poco retrasado del resto divagando mentalmente y saludando a la gente que venia en dirección contraria, algunos con cara de pena, otros sin embargo como deseando llegar a la comodidad de sus casas.

Cuando hemos llegado, nos hemos encontrado sin mayor esfuerzo con Paca y Marisa, dos amigas de Laia que la esperaban hace días. Nos han recibido con amabilidad. A primera vista hemos podido ver una cala pequeña rodeada de montañas, algunas casas viejas medio en ruinas y los restos de un castillo en medio. Abajo en la playa la gente con sus tiendas de campaña, sus tipis hecho de cualquier cosa o simplemente al aire libre, con la vida y punto.

Nos han indicado donde podíamos dormir y dejar nuestras cosas. Así que en un rinconcito hemos dejado mochilas, sacos y la poca comida que hemos comprado. Sebastián como buen latino se ha ido directo al bar poco después a buscar su café.

Todo lo hemos puesto una poca manga por hombro, pero que más da, uno viene a estos sitios a liberarse de este tipo de sobreesfuerzos. Al lado de nosotros esta el tipi de Marisa, junto al de ella otro de tres chicas. Me he metido en el agua enseguida, como si de una urgencia se tratara, el agua esta transparente, he nadado como unos veinte minutos, mientras podía observar bajo el agua el movimiento de los peces y demás habitantes de los fondos marinos.

Al principio he sentido la típica incomodidad y escepticismo ante un medio nuevo como ya he estado en esta situación antes sé que mañana sobre el mediodía empezare a estar encantado.

En la orilla del mar se me ha ocurrido romper un castillo que alguien había hecho en la arena. Ha sido un acto irreflexivo lleno de significado. La verdad es que hay que soltar mierda por algún sitio, prefiero que sea así. Como hemos llegado muy tarde apenas nos ha dado tiempo mas que de dejar las cosas y en seguida se ha ido el sol. Sebastián y Aleja se han quedado dormidos mientras tocaba la guitarra, claro que con una botella de vino adentro es más fácil.

He cogido mi saco y me he echado cerca de la orilla pero un poco alejado de ellos. La noche era perfecta de temperatura, no había humedad, pero pese a todo apenas he dormido. Me he pasado la noche en una especie de sueño ligero, entre consciente y dormido.

A la mañana siguiente he visto en el bar yonkis supervivientes, refugiados de ves a saber que y gente como nosotros intentando coger oxigeno por unos días para continuar con esta mala vida que nosotros creemos es la buena y que es la que llevamos en la ciudad.

Paca nos ha leído el horóscopo Maya, mientras no paraba de repetir palabras como Mágico, fluir y demás adjetivos florales. El caso es que su aparente debilidad es su fortaleza, tremenda me atrevería a decir. Normalmente la gente tiende a interpretar estas cosas como una muestra de debilidad. Gran error, nada es lo que parece, precisamente esa corrección es lo que hace que los demás se descubran por si solos.

Mientras estaba sentado a la orilla de la playa ha aparecido una perra que no paraba de insistirme para que le lanzara piedras, claro que lanzada una ya no me ha dejado en paz. Alguien le ha gritado desde la tienda que hay al lado de Marisa que dejara de molestar. Mientras le hablaba se acercaba caminando una chica delgada, con el pelo liso y vestida con pantalones de baloncesto, me ha dicho algo así como: “no lo conseguirás”. Por supuesto un perro es perro durante todo el día.

Las actividades aquí se reducen a lo más elemental, toda superficialidad queda gratamente excluida. Aquí se come, se caga, se suda, se nada, se habla, follara el que pueda, y digamos que el resto de las cosas adquieren en estos sitios un importancia bien escasa. Se podría decir que ninguna.

Mientras Sebastián y yo hablábamos, las tres vecinas estaban en la mesa de al lado. Una es alta con cara de ancestros árabes y que sin duda es el carácter mas fuerte, otra morena que no para de sonreír, sin duda la mas divertida, yo diría que de Madrid por el acento, y la otra chica que se ha acercado cuando el perro me insistía con la piedra, que sin duda es la más fascinante o digámoslo de otra manera la más misteriosa. Tiene un rostro típico de la mezcla entre portugués y andaluz que tanto se da por Sevilla y Extremadura, pero el acento es extraño, no consigo situarlo.

El caso es que unas horas mas tarde estoy con las tres y alguna gente mas tocando la guitarra mientras cae la noche, la mas misteriosa esta sentada a mi lado, esta tarde se ha hecho daño en una rodilla. Me pide la guitarra y canta una canción de Extremoduro con una espontaneidad encantadora que me llama la atención, luego me la devuelve pero la gente me pide canciones que no sé, es la pega de no ser convencional, así que un rasta de playa, especie abundante en esta cala, la coge, empieza a tocar fandango descafeinao de maquina y me roba el protagonismo, no se si para bien o para mal.

El caso es que aprovecho y le pregunto a la chica que de donde es, me dice que de Sevilla, pero que vive en Madrid, que viene a Barcelona con asiduidad, me coge una mano y me la pone en su rodilla para que compruebe que esta hinchada. Le pregunto que si estudia (he oído en el bar que decía algo de una tesis), pero me dice que no. Luego me dice que si, que esta estudiando psiquiatría, que también ha hecho medicina.

Yo le digo que se de una friega de limón, que le ira bien. Tiene una voz bonita, habla pausado. creo que me miente. Me dice que se quedaran hasta el Domingo, pero que ira en breve a Barcelona, que le de mi mail y me dirá cuando (mentira confirmada). De repente se levanta y desaparece hasta su tienda al tiempo que la morena cuando se da cuenta se levanta para acompañarla.

Cuando abro un ojo veo que el cielo esta nublado, me han caído algunas gotas pero no es nada, simplemente es pronto, aun no ha salido el sol como quien dice. Me baño mientras algunos elementos de los que no me fío se acercan a sus dos amigas. Como dice el refrán, “a un pastel de rica miel cien mil moscas acudieron”, esto es lo que tiene ser vecino de tres chicas guapas. Pero no, yo no soy mosca y cuando esto pasa no me acerco.

Me baño, nado, buceo, y cuando regreso a mi toalla y me estoy secando la chica misteriosa de rodilla hinchada piropea mi culo sin dirigirse a mí directamente, por un simple proceso de eliminación, no había otro culo por allí a la vista. Paso el resto del día observándola de lejos y cuando se acerca por su tienda me acerco y le doy un papel con mi numero y mail mientras un poco nervioso le miro a los ojos que ya había observado el día anterior y ella me dice que me acerque por el final de la cala, que allí están con la guitarra, pero no, no voy, solo cuando vamos a subir a la barca para volver a casa me acerco a ella y le doy dos besos, me despido mientras le pongo una mano en la cintura y su otra amiga no para de reír por dentro. Ella dice adios sin mas. ¿De que se reirá su amiga?

De nuevo al coche, de nuevo a Barcelona, de nuevo a casa, de nuevo a dormir. ¿Por qué de nuevo?, ¿que tiene esto de nuevo?……..

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